La Mejor Forma De Elegir Al Poder Anti-Corrupción

En varios artículos anteriores hemos expuesto las razones por las cuales es conveniente crear un cuarto poder del Estado, el “Organismo Fiscalizador” o Anticorrupción, para que dirija a la Contraloría y  a una Fiscalía Anticorrupción, y señalado, sin mucho detalle, quienes sugerimos pudieran elegir a su presidente. A continuación una visión completa del  posible proceso.

La elección del responsable de la lucha contra la corrupción

En la mañana del segundo martes del mes de Marzo de cada año impar, en un salón del Parque de la Industria se reúnen aproximadamente cien “grandes electores”. Se les conoce como El Grupo De Los Cien. Son, en su mayoría, personas preocupadas por el uso honesto de los tributos que se entregan al Gobierno y muy conscientes de la responsabilidad y del honor que se les confiere. Los Cien no tienen directiva ni estructura organizacional alguna. Tras unas breves palabras del presidente del Comité de Exposiciones del parque, obligado por ley a organizar y costear la asamblea, y con la presencia de los medios, se efectúa un sorteo para seleccionar a los cinco Principales que dirigirán el primer “evento”, método que se repetirá nuevamente para cada evento de la asamblea. Los sorteos se efectúan en base a un número correlativo de registro que se les asigna a cada uno al entrar, número que se estampa en la carta-credencial que estos muestran para lograr ingresar y que les sirve de identificación durante ese día y el siguiente.

Como primer evento, grupos de siete personas llamados “grupos de postulación” presentan sus candidatos ante Los Cien y exaltan las cualidades, experiencia y capacidad de estos, quienes después hacen su propia exposición. Al terminar las exposiciones se inicia un periodo de preguntas y respuestas, seguido de un receso para que los presentes almuercen en el lugar.

Tras el receso se inicia un segundo evento, una “sesión abierta” durante la cual los presentes circulan dentro del salón, de mesa en mesa o de grupo en grupo, intercambiando opiniones y argumentos, y que dura el tiempo que por votación mayoritaria se decida. Para terminar se da la palabra a quien quiera ejercerla, pero restringida a un minuto y medio por una sola vez. Clausurada la sesión “oficial”, sigue otra similar pero informal, sin principales y “a puerta cerrada”, donde solo participan aquellos de Los Cien que desean hacerlo. Normalmente cuando se da por sentada la re-elección del Presidente Del Organismo Fiscalizador, por existir un amplio conceso sobre su excelente trabajo, la mayoría solo permanece unos minutos, pero en otras ocasiones muchos pueden permanecer en el salón hasta entrada la noche.

Al día siguiente, Los Cien, ahora contando con invitados de honor y nuevamente con la presencia de los medios, se vuelven a reunir, efectúan el sorteo para nuevos Principales del evento y tras una nueva sesión de preguntas y respuestas, proceden a votar. Vale decir que el voto nulo cuenta como válido y que existe un proceso especial para el caso de que este gane o para el caso de que no se hayan presentado candidatos, pero esto nunca ha sucedido.

Normalmente ningún candidato obtiene mayoría en primera vuelta, por lo cual los tres primeros votados pasan a una segunda ronda que se ejecuta tras media hora de “consultas”, volviéndose a repetir el ciclo de receso y votación, ya con solo dos candidatos, cuando ninguno de los tres obtiene mayoría en la segunda ronda. Cada ronda es considerada un nuevo evento y conlleva la selección de un nuevo grupo de Principales. Finalmente, el ganador es juramentado de inmediato, en el mismo salón, por los Presidentes de los otros tres poderes del Estado y el Presidente de la Corte de Constitucionalidad, quedando al Presidente de esa Corte la emisión del certificado correspondiente. La designacion es definitiva y da inicio a un periodo de transición que concluye cuando el electo toma posesión del cargo tras la ceremonia de traspaso que se efectúa el 16 de Abril, día que, sin ser “feriado”, el país celebra el “Día de la Honestidad Gubernamental”.

¿Qué es este “Grupo De Los Cien” y quien los elige a ellos?

En Enero, dos meses antes de la asamblea descrita, una empresa de auditoría de primera línea  y de reputación internacional, contratada por la SAT, efectúa una revisión de los datos de esta, y elabora una lista de los setecientos mayores contribuyentes individuales al ISR. Para propósitos públicos ordena la lista por número de DPI, y la presenta con solo dos datos por línea: Nombre y DPI. La empresa auditora revela también el monto menor de ISR que entró a la lista, y comunica su preselección a los setecientos del listado.

Durante las siguientes tres semanas los Auditores depuran la lista, eliminando de la misma a extranjeros, a aquellos que se excusan por ser, o se determina son, proveedores del Estado o personas relacionadas por parentesco, empleo o matrimonio, a  propietarios o a accionistas de empresas proveedoras, considerándose como proveedor del Estado a cualquier persona o empresa cuya facturación anual a municipalidades, Gobierno Central o sus dependencias sume más del 5% de su facturación total. También se excluyen, aunque no sean proveedores, las personas relacionadas a empresas o medios cuya operación  depende de licencias o concesiones estatales o que gozan de exoneraciones o regímenes especiales de impuestos, por considerarse todas estas como posibles fuentes de conflicto de intereses en investigaciones anticorrupción.

De la lista depurada se extraen al azar quinientos nombres, separándolos luego en listas departamentales según el domicilio fiscal de los quinientos seleccionados por sorteo. La empresa auditora suministra estos listados departamentales a la SAT y esta transfiere la lista correspondiente a cada sede departamental.

El segundo martes del mes de Febrero, en la cabecera de cada departamento, en instalaciones adecuadas, que obligadamente por ley son provistas por la municipalidad correspondiente a la cabecera, protegidos por la Policía Nacional, y con personal de la SAT a cargo de la acreditación de los participantes, los integrantes departamentales de “Los Quinientos”  –incluidos los del Departamento de Guatemala-  se reúnen y forman grupos de cinco individuos. Por razones aritméticas de cuadre, casi siempre en cada cabecera se tiene que integrar un grupo de seis o siete, o de tres o cuatro. Cada grupo elige un “Gran Elector” de entre sus “cinco” integrantes. En ocasiones los grupos se reconfiguran durante el proceso hasta que no queda un grupo que no haya escogido un Gran Elector.

El personal de la  SAT, presente en el lugar, emite a cada Gran Elector escogido por su grupo, una carta-credencial, la cual se completa en ese momento con la firma y número de DPI de los que le han electo para la asamblea de Marzo. La persona así electa y certificada, pasa a ser parte del Grupo De Los Cien de ese año y agradece el honor que se le ha conferido. Aunque esta persona pagará sus propios gastos de transporte y estadía para la asamblea de Marzo, no hay impedimento que le impida recibir una colaboración proporcional por parte de los otros cuatro de su grupo, en especial para los reunidos en las cabeceras más alejadas de la Ciudad Capital.

¿De dónde salen los  candidatos a Presidente?

Quien aspire a ocupar el cargo de Presidente del Organismo Fiscalizador, además de cumplir con los requisitos del cargo, deberá contar con el apoyo de siete ciudadanos en pleno goce de sus derechos civiles y políticos. Estos siete conforman su “grupo de postulación” y lo presentarán y propondrán al Grupo de los Cien en la asamblea de Marzo.

El grupo de postulación puede conformarse en cualquier momento, por ciudadanos dentro o fuera del Grupo De Los Cien, pero deberá entregar al Diario de Centroamérica, antes del 28 de Enero un documento de no más de 1,000 palabras (este largo artículo tiene unas 1,700) conteniendo las actividades desempeñadas con anterioridad por el candidato por ellos propuesto, así como los méritos de este, y obligadamente, una breve presentación de cada uno de los siete que respaldan su candidatura. Cada uno de los siete postuladores confirma en dicha publicación, conocer al candidato desde hace más de cinco años como persona de honestidad ejemplar. Cuando el tiempo de conocerlo es menor, declaran que lo han investigado a profundidad y que tienen total certeza de su honestidad y capacidad. Estas declaraciones no tienen implicaciones legales pero se consideran de gran responsabilidad moral.

El Diario publica gratuitamente y a más tardar el 5 de Febrero, en una sola y misma edición, todas las notas recibidas, publicación que autoriza a los candidatos a presentarse a la asamblea de Marzo. Es interesante  observar que aunque la publicidad en medios no es prohibida, es raro que se utilice, ya que es vista con suspicacia por Los Cien. El factor que más parece influenciar el voto de Los Cien es, en caso de re-elección, los resultados de la gestión anterior, y en caso de candidatos nuevos, el prestigio de los siete de su grupo postulante.

¿Será que en realidad no hay mejor forma de elegir al poder anticorrupción?

Presentamos una visión imaginaria de esta opción porque es indiscutiblemente viable y tiene buenas posibilidades de cumplir con el objetivo del proceso: Producir, con razonable consistencia, Presidentes honestos y capaces para el Organismo Fiscalizador  –una posición que indudablemente será el blanco principal de los recursos de los corruptos- y poder lograr este objetivo aún en una situación en la cual el dinero y poder de los corruptos haya comprado, amedrentado o influencie a los tres poderes del Estado, a casi todos los partidos políticos, a medios de comunicación, asociaciones profesionales y empresas privadas, e inclusive a universidades, asociaciones sociales y a la opinión o voluntad de muchos ciudadanos.

Obviamente, es casi inevitable que alguien diseñe otra opción viable que cumpla con el propósito y sea más sencilla, más rápida, menos costosa o que produzca mejores fiscalizadores o sea más aceptable a la ciudadanía. De ser así, tendríamos una mejor propuesta y una mejor opción, pero debemos aceptar que, por definición, si no es viable entonces no existe como opción real, y si lo es, pero no cumple con el objetivo planteado, no es una solución inferior sino simplemente un proceso inservible. Los resultados históricos de los procesos de nombramiento de Contralor General y del Fiscal General, Jefe del Ministerio Público señalan, sin necesidad de mayor argumentación, el adjetivo que corresponde al proceso vigente.

Enrique Maza  –  Guatemala, Septiembre de 2015.

 

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