Tres Golpes

El lunes 11 de mayo oímos un discurso impactante, un llamado a la conciencia y a la acción que nos llegó al corazón. Hoy afrontamos dos tareas: esclarecer el asesinato de Rodrigo Rosenberg y lograr cambios que resulten en justicia para todos. Para lo segundo debemos identificar sin pretensiones de originalidad y con visión práctica, los puntos vitales por enderezar. Podemos evitar dar palos de ciegos, dando solo tres certeros golpes.

Primer golpe: Cada función requiere un responsable, por eso hay un gerente de ventas y uno de producción. En el gobierno ¿quien es responsable de la justicia? La policía bajo el Ministro de Gobernación, el Poder Judicial y el Ministerio Público (MP). Demasiados, mientras el Presidente se lava las manos. Necesitamos una sola cabeza. Claro que los jueces tienen que ser independientes, pero eso es aparte.

Han propuesto un Ministerio de Justicia. Excelente, siempre que el Ministro sea él responsable, sin excusas. Él deberá, si los jueces son corruptos, enjuiciarlos; si son incapaces solicitar su remoción; si la policía es inefectiva, entrenarla; si las leyes son imprácticas solicitar reformas; si el MP no logra resultados, cambiar al Fiscal. Sí, al Fiscal General, y si no tiene fondos o si el Presidente no lo apoya, entonces renunciar.

Segundo golpe: Pensamos: “La policía captura y consigna, el MP acusa y el poder judicial juzga”. Olvidamos la investigación. Nuestro sistema visualiza un proceso que se inicia a partir de una acusación, no uno que se inicia a partir de un delito.

Solucionar esta deficiencia, involucra organización y procesos, recursos y personal. Es difícil conocer todo lo que la dificulta, pero tres asuntos son obvios. La investigación debe estar disgregada, tener un pilar centralizador, y ser ágil. Disgregada, porque quien debe investigar delitos menores es el policía del lugar. También necesita de un pilar central que cumpla con la función de investigar asesinatos y la de dar apoyo a los locales. Necesitamos la policía especializada en investigación.

Por último debe investigarse de inmediato, cuando los asesinos aún tienen pólvora en las manos y mucho antes de llevar el caso ante un juez. Las investigaciones previas a la imputación, para identificar a todos los participantes no pueden efectuarse por medio de procedimientos como los del MP, que requieren toneladas de escritos.

Tercer golpe: ¿Quien Puede lograr lo anterior? ¿Qué evitará el fracaso cuando el criminal sea el Ministro o el Presidente? El Congreso. Su poder fiscalizador debe ser la garantía y no las organizaciones “apolíticas” que al involucrarse se vuelven fuentes de poder que se politizan y deterioran. Pero el Congreso no responde debido a la forma en que es electo. Solución: cambiar la mitad de los diputados cada dos años, a través de elecciones nominales y comités cívicos. Nada novedoso. Sin un Congreso medio-honesto y que medio-responda, ni el Gobierno ni la Justicia, funcionarán.

Con estos tres golpes tendremos éxito, pero no con menos. Lo increíble: los tres, no solo el tercero, posiblemente requieren de cambios constitucionales, dificultad que no altera la necesidad de hacer lo que hay que hacer. Seguramente, si alguna vez se ha podido, es ahora.


Originalmente publicado en Siglo 21 en Julio de 2009, tras la muerte de Rodrigo Rosemberg.

 

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