Las 3 lecciones de la CICIG -Parte I

Lección #1: La soberanía importa.

Ninguna persona puede vivir la vida de otro, ni siquiera los padres pueden gobernar la vida de sus hijos. Lo mismo sucede con los países, un país no puede gobernar a otro. Esto se debe a que aun en el caso de que todos queramos lo mismo, cada quien tiene sus prioridades en diferente orden.

Para el mundo exterior, tal vez en especial el europeo, Guatemala es un pequeño país, racista y genocida, donde bandas de ex militares salen por las noches a matar niños de la calle. Seguramente la mayoría de europeos están de acuerdo en donar parte de sus impuestos para ayudar a detener esto e investigar nuestro pasado. Esa es su visión y su prioridad uno para Guatemala, de ahí la original CICIACS. Cuando se pidió dinero a Estados Unidos, ese gobierno estuvo anuente a cooperar, siempre que entre los perseguidos se incluyera al “crimen organizado” de ahí la CICIG. Esa es su prioridad uno,. El financiamiento viene de Europa y de Estados Unidos, y el que pone el dinero, manda.

Para los guatemaltecos de a pie, lo principal es no saber si al montarse un una camioneta llegarán vivos, con o sin celular, a su destino. Para los de carro, es no saber si llegarán vivos, con o sin carro, con o sin celular. Para la gente del campo lo principal es no saber qué hacer para alimentar a sus familias. Para completar, a unos pocos nos preocupa la corrupción, y otros pocos, muy pocos, dicen pensar como europeos. Ni siquiera internamente es fácil ponernos de acuerdo. De nuestras preocupaciones salen nuestras prioridades y de las prioridades se deriva el “que”, el “cuándo” y hasta el “cómo” de nuestro quehacer. La primera lección de la CICIG es que la soberanía no es un asunto emocional de fogosos discursos, sino un asunto sumamente práctico de prioridades y de autoridad para imponerlas. Así es para la vida. Así para los gobiernos. Así para los pueblos. Por eso la independencia. Por eso el fin del colonialismo y de los protectorados, y tal vez también por eso tenemos comunidades que quisieran ser pueblos independientes con territorios propios, y también por eso, lugares donde delincuentes e inocentes son linchados a media calle, y en el campo, campesinos que trabajan para narcos. Cabe aclarar que no justifico nada de lo anterior y que condeno enfáticamente los linchamientos, pero claro, ya lo dije arriba, mi preocupación principal por el momento, es otra.

Entonces ¿será que la CICIG debe irse solo porque el orden de sus prioridades es inverso al de la mayoría? Tal vez sí, aunque a los benefactores del exterior se les pare el pelo del susto, porque su presencia nos distrae y desenfoca, y nos impone las prioridades de unos pocos y de otros que, sin siquiera conocernos, creen saber qué es lo que nos conviene resolver de primero. Pero hay más…

Continuará… Parte II: La CICIG Debe irse Para Quedarse

 

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