La CICIG Debe Irse Para Quedarse

(Las 3 lecciones de la CICIG en Guatemala -Parte II)

Lección # 2:   la investigación es posible -y necesaria.

Hace más de treinta años el padre de una buena amiga fue asesinado. No olvido que me dijo: “Pudo haber venido de tantos lados, que no sabemos de dónde”, y así quedó. Eso era lo normal entonces. Hasta recientemente la mayoría de los guatemaltecos veían la investigación como algo que no solo era inútil y peligroso en nuestro medio, sino muy difícil, más allá de nuestra capacidad como país subdesarrollado. Entonces vino la CICIG y nos abrió los ojos. De repente parecía posible averiguar, en detalle, lo que había detrás de un crimen. A partir de entonces, quien pierde un ser querido, o se siente amenazado en su persona o en sus intereses desea que la CICIG investigue el asunto. Por eso es que quienes un día critican a la CICIG, al día siguiente piden su participación, porque parece funcionar, aunque solo sea a veces.

Pero ¿qué es la CICIG? Pues no es el FBI o Scotland Yard, ni Eliot Ness o Sherlock Holmes. Es solo “otro” MP, muy similar al que tenemos, sin laboratorios especiales o genios de la investigación, pero con dos grandes diferencias, mucho dinero y un jefe que si bien no responde a nuestras prioridades, y como cualquier gobernador colonial puede salirnos “bueno” o “malo”, es bastante independiente, nombra a sus fiscales e investiga casi lo que se le da la gana. Nada más. Nada que no podamos duplicar con un poco de voluntad y sin ayuda externa. Por eso, la segunda lección de la CICIG es que investigar es fácil y posible, y que necesitamos, y queremos, más y mejor investigación cuando el crimen nos toca directamente. ¿Debe entonces quedarse la CICIG solo por eso? Tal vez no, porque aún hay más…

Lección #3.  Lo temporal necesita fechas finales fijas.

Si nos lesionamos una rodilla seguramente nos pondrán una rodillera y tal vez una muleta, pero pronto nos requerirán ejercicios y nos quitarán la muleta y la rodillera, de lo contrario nunca mejoraremos y dependeremos toda la vida de esos agregados. Mientras podamos endosarle a la CICIG los problemas difíciles, nunca haremos lo que hay que hacer. Puede que aunque se vaya, aun así no lo hagamos, pero la certeza de que se va podría ser un incentivo. La tercera lección es consecuencia de que lo temporal tiende a volverse permanente, y que las ayudas nos vuelven dependientes en lugar de solucionar problemas. Es por eso que la CICIG debe irse para quedarse.

¿Y que es lo que nos debe quedar? Pues si lo aprendido sirve de algo, creo que necesitamos quedarnos, no con una, sino con dos o tres “CICIGs”. De primero, un nuevo MP, mejor financiado y bajo el mando y responsabilidad del ejecutivo, para perseguir al crimen sin las excusas tradicionales, respondiendo a las exigencias del electorado. Segundo, y como consecuencia, una unidad anti-corrupción totalmente independiente y ajena al MP y a los tres poderes del estado, para investigar a empleados públicos y funcionarios electos o designados. Y tercero, aunque de necesidad más discutible, una unidad policíaca de investigación, mejor y más independiente que la DEIC o la DIGICRI. Sobre estos tres organismos propuestos escribiremos más, pues es lo que importa. La discusión sobre la CICIG ya nos ha quitado demasiado tiempo y demasiada tinta.



(2015.04.19) Nota: El jueves 16 de Abril, cinco días después de esta publicación, la CICIG anunció la identificación de una banda de corruptos liderada por el Secretario Privado de la Vice-Presidencia, un buen palazo que prácticamente da por terminado el debate político sobre si la CICIG debe irse ahora, quedando olvidadas las preguntas de verdadera importancia: ¿Hasta cuando se queda? ¿Cuando dejaremos de necesitarla? ¿Que estamos haciendo para dejar de necesitarla? Y ¿No nos da vergüenza?

 

 

 

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