¿Ley de empoderamiento ciudadano?

Leer diariamente todo lo que está mal en nuestras instituciones y gobierno es aburrido, pero  leer las soluciones propuestas deprime.  Molesta, en especial, que se diga que los partidos “tienen que pagar a los financistas” con contratos y que como solución no se pida cárcel para funcionarios, ni prohibición a la contratación de financistas. No. La solución es: Financiamiento Público. ¿Será que la verdad no es obvia? Es debido a que los funcionarios pueden repartir contratos y privilegios con impunidad, que como candidatos piden financiamiento “a crédito”. Con financiamiento público los “favores” no se darán en pago, pero se venderán a buen precio después. El problema a resolver es que hay demasiados criminales en el sistema. ¿Porque tenemos tantos? Porque el principal órgano de control, el Congreso, ni controla, ni usa su poder para sanear a los demás. ¿Y por qué no lo hace? Porque también ahí hay demasiados corruptos. ¿Y porque llegan esos ahí? Pues porque los elegimos. ¿Pero, porque los elegimos? Porque es inevitable, el sistema nos gana la partida, los votantes no tienen ni la información ni las opciones necesarias para hacer diferenciaciones.

Alguien dirá que lo que le falta al ciudadano son ganas. Si es así, todo esfuerzo es en vano, no hay solución. Pero ¿y si en verdad es el sistema? ¿Qué cambiamos? ¿Imponer cuotas para que la proporción entre hombres y mujeres corruptos sea más pareja? ¿Prohibir las campañas mediáticas para que los votantes sepan aun menos de lo que saben hoy sobre los candidatos? Limitar los gastos y tiempos de campaña para… para… ¿Qué?

Solo los votantes pueden, si quieren, cambiar la composición del Congreso. Para hacerlo necesitan un conjunto de cambios que aumenten su poder e información. Herramientas como: Elección nominativa directa para poder descartar a los corruptos. Fácil formación y participación de comités cívicos para romper el monopolio partidista, pues si en Totonicapán quieren postular un candidato no tienen por qué tener organización en Zacapa. No más de dos diputados por distrito electoral para mayor relación con, y conocimiento de, los representantes. Segunda vuelta para que se gane solo con mayoría y se eviten comités fantasmas que dividan el voto. Renovación parcial del Congreso cada dos años, para acortar: el tiempo de prueba y error por los votantes, y el lapso que transcurre antes de que el descontento o aprobación se sienta.

Lo anterior, podrá criticarse, no otorga poder a minorías políticas geográficamente dispersas, pero así es la democracia, la mayoría manda. Hablamos de decisiones, no de derechos. Preocupación válida tendrán quienes temen que los votantes sean seducidos con regalos, discursos ponzoñosos o disfraces de “Robin Hood”, pero también se preocuparán los que temen la propaganda masiva que dicen solo los “oligarcas” pueden pagar. Nadie confía en la democracia y es sano tenerle cierto temor, pero no hay otra alternativa políticamente viable. Hay que dar más poder a los votantes, un concepto fácil de entender por todos y difícil de frenar por el Congreso. Lo demás podrá hacerse después. Sin estos cambios cada Congreso será peor que el anterior, hasta que el infierno se congele o regresemos a los golpes de estado.


Originalmente publicado en Siglo21 el 6 de Septiembre de 2014:

 

 

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