10 Reformas al Sistema Electoral

o ¿Cual reforma? (II)

Las incógnitas

El objetivo de lograr que podamos elegir libremente a nuestro representante ha quedado olvidado en algún rincón del camino. El de acabar con la corrupción sirve únicamente para justificar cambios no relacionados al mismo, y no hay posibilidad de reducir el número de  Diputados. Como parece inevitable que aunque no se logren esas mejoras, definitivamente sí se harán cambios a la Ley Electoral, es imperativo que los candidatos al Congreso nos aclaren los cambios  que se comprometen a mantener, caso sean aprobados por este Congreso, o que ellos adicionarían o tratarían de revertir en el 2016.  Aquí listamos diez preguntas relativas a las muchas incógnitas a resolver sobre la intención de dichos candidatos, considerando únicamente lo propuesto para la Ley Electoral:

10. ¿Apoya o adversa quitarle a los PMT su derecho a votar, y por qué?

9. ¿Apoya o adversa prohibir la reelección de diputados y/o alcaldes y por qué?

8. ¿Apoya la irrestricta libertad de expresión, o apoya la facultad del TSE para limitar cualquier expresión por cualquier persona o entidad, cuando a su juicio esta constituya propaganda electoral fuera de tiempo o limite?

7. ¿Cuáles cree que son las ventajas y desventajas de prohibir la propaganda electoral fuera de ciertas fechas? ¿Apoya reducir ese tiempo, mantenerlo como está, o eliminar la prohibición totalmente, y  por qué?

6. ¿Cree que es correcto que el Gobierno pueda utilizar fondos públicos para hacer propaganda a sus obras y gestión con la excusa de “informar” o cree que es algo que debe prohibirse?

5. ¿Como medidas para democratizar internamente a los partidos, aboga por la creación de más reglas y normas sobre asambleas y elecciones internas, o aboga por implementar alguna versión del voto uninominal para el Congreso, con la esperanza de que los resultados de las elecciones nacionales fuercen a los partidos a reconocer a sus verdaderos líderes?

4. ¿Aboga por facilitar la participación de comités o individuos en las elecciones, o aboga por que la participación continúe como hasta ahora, solo a través de partidos políticos y por qué?

3. ¿Qué piensa debe prevalecer: la eliminación de las listas y reducción de los Distritos para que los votantes puedan elegir individualmente a su representante, o la preservación de las listas para forzar paridad de sexo, etnicidad, etc.?

2. ¿Apoya el financiamiento público y la prohibición del financiamiento privado, o apoya que no puedan ser proveedores del Estado las empresas en las cuales los electos y sus parientes o financistas tengan intereses, o apoya simplemente una Ley de Compras y Contrataciones más estricta? ¿Cuál de estas tres opciones favorece como medida anticorrupción?

1. ¿Apoya o adversa que el congreso se renueve por mitades cada dos años?

La espera que desespera

El tiempo no es nuestro amigo, y varios políticos ya están haciendo énfasis en los demás problemas del país como la inseguridad y la pobreza. El riesgo de que la reforma política pase a segundo plano es real, pero no por eso hay que aceptar cualquier cambio. Además, con “el despertar” hay alguna esperanza que el próximo Congreso pueda producir mejores soluciones.

El tema de la última pregunta, renovar el congreso por mitad cada dos años, no está en las propuestas y parece que a nadie le interesa, pero es un cambio que debe considerarse aunque por sí solo no soluciona, pues necesita de normas complementarias. Considere que, de haber existido antes, nos evitaría la actual disyuntiva entre esperar cuatro años para la aplicación de los cambios, o aceptar que estos se implementen después de la convocatoria, asunto de dudosa legalidad y que establecería un funesto precedente.

La coyuntura actual ilustra la importancia que pueden tener elecciones por mitad para el Congreso. El propósito no es que estrenemos “nuevos” diputados cada dos años, como se ha malinterpretado, sino en otorgar a los votantes un poder que les permita, a medio periodo presidencial, alterar la correlación de fuerzas en el legislativo. Este cambio no es una solución coyuntural para el problema actual, sin embargo,  a costa de un incremento temporal en el número de Diputados, o combinado con una pequeña reforma constitucional al artículo 157, podría abrir la puerta para que los cambios que se aprueben ahora puedan aplicarse dentro de dos años y no dentro de cuatro.

La población espera cambios que al menos comiencen a mover el sistema hacia el cumplimiento de sus demandas y el primer paso es lograr que los candidatos hablen claro y se comprometan a remar en una dirección predecible en lugar de solo flotar con la marea. Perder la protección de la ambigüedad requiere de coraje y convicción, quien no los tenga no debería ser político.